Al encabezar el Homenaje al Doctor Mario Molina Pasquel Henríquez. Nuestro científico universal, el Rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, anunció que esta casa de estudios buscará que al ilustre científico ganador del Premio Nobel de Química 1995, a quien calificó como “mexicano universal y universitario eterno”, le sea concedida la máxima presea de la nación: la Medalla Belisario Domínguez.
El homenaje de la Universidad Nacional a Mario Molina (19 de marzo de 1943-7 de octubre de 2020) se realizó el lunes 12 de octubre, cinco días después de su fallecimiento, y contó con la participación de las máximas autoridades de la UNAM y de la Facultad de Química, de donde es egresado el Nobel mexicano, así como de ex rectores y directores de institutos de investigación.
Mario Molina, destacó el Rector en el homenaje, “es un claro ejemplo de la fuerza y vitalidad de la ciencia mexicana y de la capacidad que tiene la UNAM para formar ciudadanos íntegros y comprometidos con la ciencia, con el conocimiento y el impacto de ellos”. Su trabajo, añadió, abrió el camino para que la humanidad pueda contender con la tragedia ambiental que amenaza la ecología, la biodiversidad y las formas de convivencia.
México, la Universidad y la ciencia, expresó también Enrique Graue, “han perdido un preclaro pensador y a un científico comprometido; México y el mundo académico están consternados por su ausencia”. Su recuerdo, agregó, será siempre un paradigma y un permanente estímulo: “Debemos preservarlo en nuestra memoria, para conservar entre nosotros su ejemplo de esfuerzo, dedicación y constancia; de interés y compromiso por la naturaleza, y de luchar con tesón y perseverancia por metas, por más que parecieran inalcanzables. Descanse en paz Mario Molina”.
Al tomar la palabra, el Director de la Faculta de Química, Carlos Amador Bedolla, dijo que el trabajo hecho por el Premio Nobel Mario Molina a favor de la comunidad científica lo volvió un referente mexicano en temas científicos, tanto técnicos como sociales, económicos y políticos.
También destacó que su antiguo compromiso y apoyo a la UNAM fueron formalizados en 2014 con su nombramiento como Profesor Extraordinario, ello permitió establecer un Laboratorio de Química Ambiental en la Facultad de Química, con el encargo de realizar investigación científica en estrecha colaboración con el Centro de Investigación Mario Molina. En ese sentido, aseguró que la FQ apoyará la continuidad y el avance de esas líneas de investigación.
“Que esta Universidad pueda generar científicos mexicanos de la talla del profesor Molina es el mejor reconocimiento a su legado”, concluyó Amador Bedolla.
Por su parte, Telma Castro Romero, directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, resaltó la contribución de Mario Molina al avance del conocimiento de las ciencias atmosféricas y su aportación para el beneficio de la humanidad, así como su liderazgo para la mejora de la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México y varias ciudades del país.
Al respecto de su relación con el Nobel de Química, Castro Romero comentó que conoció a Mario Molina en 1991, en una reunión de expertos internacionales en Química de la atmósfera durante el 75 aniversario de la Facultad de Química. En ese entonces, ofreció dirigir trabajos de doctorado de estudiantes de esta entidad educativa, comprometiéndose a venir a México dos veces al año y recibir a los alumnos en su laboratorio en el Instituto Tecnológico de Massachusetts: “En 1992, presenté el examen de candidatura al doctorado en el programa de Ciencias Químicas de la UNAM y desarrollé mi tesis de doctorado bajo la asesoría del doctor Molina”, relató.
“Mario fue mi maestro, colega y amigo, sirvan estas palabras tejidas con el hilo de la memoria como un sencillo, pero sentido homenaje a su trayectoria y refrendar ante su familia y la comunidad universitaria que el trabajo de Mario Molina ha germinado y seguirá rindiendo frutos por siempre”, añadió.
Más adelante, Susana Magallón Puebla, directora del Instituto de Biología, indicó que Molina fue un científico y un ser humano de calidad excepcional y su aportación estuvo relacionada con la comprensión de las consecuencias del cambio climático.
“Sus contribuciones son fundamentales para comprender que los cambios en la composición química de la atmósfera conducen al cambio climático y la actividad antropogénica ha incrementado de manera superlativa la cantidad de gases con efecto invernadero que provocan el calentamiento global. Nos demostró que las causas del deterioro ambiental están actualmente en nuestras manos, pero también, con sus acciones y su compromiso nos mostró que las medidas de mitigación y las soluciones dependen de las decisiones que tomamos como sociedad”.
En tanto, Eduardo Bárzana García, presidente en turno de la Junta de Gobierno de la UNAM, comentó que además de los temas ambientales y de sustentabilidad, el doctor Molina mostró empeño para impulsar la educación, en particular para motivar e inducir a los jóvenes y niños hacia la ciencia y la investigación.
“El doctor Molina nos deja un legado representado por el emblemático edificio que lleva su nombre. Asumimos con entereza y lealtad nuestra responsabilidad de continuar con sus enseñanzas y su mística de trabajo, y así poder honrar su destacado compromiso con su Universidad y por México”, agregó Bárzana García.
Defensa del medio ambiente
En su oportunidad, Julia Carabias Lillo, académica de la Facultad de Ciencias, señaló que Mario Molina fue un humanista y defensor de la naturaleza y sus descubrimientos sobre la degradación de la capa de ozono permitieron adelantarse a un problema global de alta importancia para la vida en el planeta.
Mario Molina, destacó la universitaria, trabajó permanentemente entre la generación del conocimiento y la publicación de éste para la búsqueda de soluciones, lo hizo a los niveles globales, para México y los distintos estados del país: “Además de ser un gran científico, fue una persona sencilla y generosa, siempre tenía tiempo para encontrar el diálogo con estudiantes, colegas, ambientalistas, jefes de Estado, siempre tenía el tiempo para compartir su conocimiento. El Premio Nobel hizo de su voz una caja de resonancia que pudo aprovechar para el bien común, para la defensa del medio ambiente y la defensa y la construcción del desarrollo sustentable”, agregó.
“Perdemos una mente lúcida, un científico comprometido, una voz sonora, en un momento en que la emergencia climática exige de la acción acelerada y de la cooperación estrecha de las naciones. Su pérdida ocurre justo en el momento en el que la ciencia de México y otras naciones se encuentra cuestionada y descalificada, y la emergencia nacional y la agenda del cambio climático están desdibujadas. Su voz, su mente, su generosidad nos hará mucha falta, honremos su legado”, expresó Carabias Lillo.
Asimismo, Francisco Barnés de Castro, ex rector de la UNAM y ex director de la FQ, aseguró que, además de su gran inteligencia, hay dos rasgos distintivos que caracterizaron a Mario Molina a lo largo de su vida: su gran modestia y su enorme generosidad: “Decidió donar al Instituto Tecnológico de Massachusetts una tercera parte del dinero que recibió por el Nobel para instituir un programa de becas a estudiantes latinoamericanos y otra tercera parte para constituir en México, junto con aportaciones del Conacyt y Pemex, el Fondo de Becas Mario Molina para ayudar a estudiantes y académicos que quieran hacer estudios en ciencias ambientales”.
Además, agregó, formó el centro que lleva su nombre, el cual, bajo su conducción y liderazgo, se convirtió en pocos años en un espacio de excelencia que influyó de manera determinante en la adopción de medidas de política pública, en beneficio del medio ambiente, tanto en términos de calidad del aire como en cambio climático. “Puedes descansar en paz, querido Mario, satisfecho del valioso legado que nos has dejado”, expresó.
Después habló José Sarukhán Kermez, ex rector de la UNAM, fundador del Instituto de Ecología y coordinador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), quien señaló que el trabajo científico de alta calidad del Premio Nobel Mario Molina no se quedó en publicaciones científicas, sino que tuvo un efecto social.
“No son pocas las atribuciones al doctor Molina, pues además de todo lo que han mencionado, tenía la cualidad de tratar de inducir que los resultados de su investigación tuvieran un efecto claro y definido para el bienestar social, pues es fundamentalmente la ciencia que se produce en las instituciones públicas la que se convierte en un bien social”, continuó.
El doctor Molina, apuntó, era un químico preocupado por el efecto que tendrían las decenas de miles de productos químicos generados anualmente, los cuales van al ambiente, y ello se convirtió en una batalla por el convencimiento del sector público, político y de la industria privada, lo cual resultó en un beneficio útil para todo el mundo. “La universidad honra a Mario, pero a su vez se honra a sí misma haciendo esto”, finalizó Sarukhán Kermez.
En representación de la familia de Mario Molina, su hermano Luis Molina, jefe de la Unidad de Electrofisiología Cardíaca de la Facultad de Medicina, dirigió un emotivo mensaje: “José Mario nos deja, en el pináculo de su vida y de su carrera, muy tristes, pero orgullosos; en la orfandad de todo su legado, pero muy orgullosos”.
El Homenaje al Doctor Mario Molina Pasquel Henríquez. Nuestro científico universal comenzó con un minuto de silencio en memoria del Nobel mexicano. La reunión fue moderada por Leonardo Lomelí Vanegas, secretario General de la UNAM, y fue transmitido por redes sociales de la Universidad Nacional y la Facultad de Química.
José Martín Juárez Sánchez
Yazmín Ramírez Venancio
Khalid Hernández Páez
Este artículo es copia fiel del artículo publicado por la página de la Facultad de Quimica