Generación 1968. Testimonios del 68. Parte II.

Empezó el movimiento estudiantil del 68, me interesaba mucho participar, iba a las asambleas (muchas en la Facultad de Química y otras en la Facultad de Ciencias), quería estar enterada de lo que ocurría, consideraba muy importante la movilización de los estudiantes de todas las escuelas de nivel superior.  Desafortunadamente no pude participar en ninguna marcha o actividad fuera de la Universidad, porque mi papá no me daba permiso.

Recuerdo que el día de la ocupación de CU por el ejército, la estudiantina estaba ensayando en uno de los auditorios y fueron sorprendidos por los militares.  Se los llevaron a todos, fue una experiencia muy fuerte para ellos, algunos estaban participando en el movimiento y otros no.  Ese día varias de mis amigas y yo, habíamos asistido al ensayo y nos fuimos a nuestras casas como a las 10 de la noche, estuvimos a nada de ser también víctimas del ejército, como lo fueron muchísimos compañeros de la Facultad y de la Universidad.  Como ejemplo puedo citar al Maestro Julio Terán Zabaleta, él era muy activo en el movimiento, se lo llevaron esa noche y le fue muy mal en la cárcel.

Para el 2 de octubre ya se encontraban en México muchos atletas que participarían en las Olimpiadas.  Esa tarde acompañamos mi hermana y yo, a unos daneses a visitar la Torre Latinoamericana ubicada en San Juan de Letrán, en el Centro Histórico cuando empezó a oscurecer, alcanzamos a ver desde el mirador de la Torre, una fila de vehículos militares que se dirigían a Tlatelolco,  Nunca imaginamos que iba a “desbaratar” la manifestación estudiantil que se estaba realizando, con una participación muy grande, en la Plaza de las Tres Culturas.  Los militares iban con órdenes claras de asustar y de ser necesario matar estudiantes para dar por terminado este movimiento.  Fue hasta que llegamos a casa que nos enteramos de la magnitud de la represión.  El impacto fue devastador.  Acabaron con el movimiento, pero no detuvieron la transformación del país.  Todos quedamos muy dolidos, mucha gente tuvo pérdidas muy cercanas, muchos compañeros se quedaron ahí, nunca supimos cuántos murieron, fue terrible.

Cuando regresamos a la Facultad después de más de seis meses en huelga, había mucha tristeza, sentíamos que no había sido suficiente, sabíamos que no habíamos terminado lo que debíamos hacer.  Afortunadamente el tiempo nos demostró que sí hubo una gran transformación en México y que gracias a este movimiento hay un antes y un después del 68.  La democratización del país empezó ahí.

QFB. Beatriz Araceli García Fernández

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Mis problemas en la carrera comenzaron cuando vino el movimiento.  Yo siempre me metí en la política, me gustaba estar enterada y participar, me involucré bastante, participé activamente en la Preparatoria, en ese entonces era novia del que posteriormente iba a ser el representante de Economía en el movimiento estudiantil.  En la Facultad de Química, cuando iniciaron nuestras asambleas,  participaba y lo que decía no era lo que aparecía posteriormente en los desplegados. Recuerdo que hicimos varias reuniones, dirigí algunas en donde  discutíamos acerca de las necesidades académicas,  que nos dieran maestros de tiempo completo, que  hubiera mayor cantidad de horarios disponibles, claro, yo peleaba por loshorarios, por el problema en mi casa.  Y cuando revisaba el periódico al día al día siguiente sólo aparecía lo relacionado al pliego petitorio general, como lo era “libertad a los presos políticos”.  Para mí eso significó mucho desencanto.

Cuando inició el movimiento estudiantil mi papá lo primero que hizo fue meterme a la casa.  Así, yo no participé en las marchas, lo tenía totalmente prohibido.  Lo que sí hice en mi casa el tiempo que duró la huelga fue hacer un álbum con todos los artículos del periódico que publicaban algo sobre el movimiento.  Además tenía mucha información de parte de mi antiguo novio que fue el agitador de Economía y resulta que él estaba manejado y apoyado por la Tesorería, llegué a ver que traía cheques de sesenta y ochenta mil pesos de la Tesorería.  La verdad es que era un orador sensacional y convertía al más “pintado”.  Iba por ejemplo a la Comisión Federal de Electricidad y llevaba grupos de ahí a la Universidad.  Llevaba a las asambleas grupos muy grandes de personas ajenas a la Universidad y por ejemplo, en Tlatelolco había muchas personas ajenas a los estudiantes,  él mismo mandó a hablar a unos amigos míos desde la Prepa que estaban en Economía y a uno de ellos lo mataron en Tlatelolco, mientras que él salió ileso.  Fue mucho desencanto para mí.

Yo era una creyente absoluta del movimiento y discutía con toda mi familia.  Mi papá me decía “es que ustedes son carne de cañón” y yo respondía “no papá” es que tú no entiendes.  Yo argumentaba y argumentaba, mi familia es muy discutidora y formábamos equipos en la familia.  Yo sentía que tenía la verdad. Cuando empecé a recopilar información, mi exnovio me dijo, “no me contactes más”.  Pues que decente que me lo dijo, aunque en ese momento ya no éramos novios.  Nuestro movimiento no era nuestro y ese fue la desilusión más grande. Yo había entrado para mejorar las condiciones de los estudiantes, especialmente los de la Facultad de Química.

Hice un álbum enorme y cuando el maestro Terán lo vio, me lo pidió prestado y ya no me lo regresó.  En realidad fue el medio a través del cual él se informó, pues había estado en prisión. Junto con los artículos también estaban mis propios escritos, como un diario que yo llevaba y donde comentaba desde mi punto de vista lo que había sucedido. Yo me asusté mucho un día antes del 2 de octubre, cuando en la Facultad me interceptó un muchacho que no conocía, El Fish, también un agitador y me enseño un fólder: Me recomendó que ya no participara ni me metiera en el movimiento, abrió el fólder y me enseñó que tenían toda mi información, todo lo que había hecho durante toda la prepa, todos los detalles de mi vida “política” con fechas y horas, tres años atrás y también lo que hice en el ese año., con fotos y todo.  La verdad es que sí me asusté, aunque le contesté “tú no tienes que venir a decirme nada, yo hago lo que quiero, yo no voy a hacer lo que ustedes quieran, nosotros tenemos nuestro proyecto y queremos mejorar nuestra Facultad” Y aunque no le comenté nada a mi papá en ese momento, ya no me dejó regresar a la Universidad………..

QFB. Cecilia Hernández Vázquez

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

En el movimiento del 68 yo sólo tenía la información periodística pero cuando inició el periodo de las asambleas y los paros,  lo viví intensamente.  Me impresionó mucho lo que contaban.  Recuerdo que a una de esas asambleas llegó un periodista de izquierda que nos dijo que a él lo iban a condenar por ser homosexual y me pareció una afirmación terrible, más para esos tiempos.  Tenías idea de lo que pasaba, pero no de manera tan directa.  Mi abuela que vivía todavía en ese momento, tenía un primo que era general.  Casi todos los domingos comíamos en casa de otra tía y llegaba él.  No nos bajaba de revoltosos, una posición totalmente contraria.  Llegó a tal punto que mi hermano dejó de ir a comer con la familia los domingos, yo iba un ratito y luego, luego me salía.  No te podías poner a alegar.

Tenía atrás amigas cuyos papás no las dejaban ir a las marchas, porque éramos puros revoltosos.  Yo con mi familia directa no tuve problemas y asistí a todas las manifestaciones, aunque no recuerdo por qué no fui a la de Tlatelolco.  La última marcha a la que fui fue la llamada Silenciosa, que llegamos al Zócalo.  Íbamos doce a trece mujeres y Andrés, incluso iban con nosotros unas paisanas de él que vivían en un internado y Andrés se sentía responsable de todas. Llegamos al Zócalo  como a las nueve o diez de la noche, nos sentamos en la plancha y de pronto comenzamos a sentir que el piso vibraba, fue la entrada de los tanques al Zócalo.  Los tanques venían con soldados a los lados con la bayoneta calada.  En ese momento estaba también un camión con los altavoces con las personas que iban a hablar en el mitin.  Eso fue lo que me marcó más en el movimiento, el sentir las vibraciones de los tanques.  No sabíamos en qué momento pudieran haber comenzado a disparar los soldados.  Los que estábamos ahí nos pusimos pálidos, nos levantamos con tranquilidad y ¡vámonos de aquí! Nos fuimos saliendo del mitin y después, a correr.  Llegando a la casa le platiqué a mi mamá y me dijo “sabes, por qué no mejor te vas a Orizaba con tus tías”.  Mi hermano, que estaba en la estudiantina de la Facultad dijo que no se iba a Orizaba porque iba a tener ensayos.  El día que el ejército entró a la UNAM mi hermano estaba en ensayo en la Facultad con la estudiantina.  Entraron a la Facultad, los hicieron que todos se tiraran al piso, les robaron sus cosas, sus relojes, carteras.  Estaban en la Facultad en ese momento muchos conocidos, Andoni, Hugo Torres, Perkins, que su papá era militar y a todos se los llevaron.  Mi mamá me avisa que se llevaron a mi hermano y me regresé de Orizaba.  Mi hermano estuvo desaparecido tres días y estaba encerrado en Lecumberri.  El papá de Perkins fue el que averiguó dónde estaban.  Mi hermano cuenta que ahí en Lecumberri tenían las fotos de todos los que participaban, especialmente de los líderes.  Como vieron que no estaba en esas fotos y que era de la estudiantina lo soltaron, aunque lo ficharon.  A la casa hablaban frecuentemente y decían “díganle a su hijo que es estudiante que tenga cuidado porque lo van a matar”.  Mi mamá y todos estábamos muy asustados.  En dos ocasiones llegaron a la casa unos sobres con unas cruces rojas pintadas al frente.  La realidad es que lo tenían perfectamente identificado.  Cuando menos lo tuvieron en Lecumberri y no en el Campo Militar.  Algunas personas se quedaron en Lecumberri, como el maestro Ludlow, que estuvo muy mal de salud, mientras que a otros los sacaron del país.  El movimiento, la verdad me marcó mucho, te das cuenta en qué país vives. Como que pierdes la inocencia.  Tenía un compañero de la prepa, que estudiaba Medicina, que era muy inteligente y salió en un Alarma, porque lo mataron de un balazo a quemarropa, Eucario León se llamaba.

   QFB. Elvia Del Carmen Torres Vázquez

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

El movimiento del 68.  La caminata por Insurgentes siguiendo al Rector Barros Sierra.  La toma de las Facultades.  La matanza del 2 de octubre.  Las pintas.  La conciencia social que despertaba, el miedo, el enojo, la tristeza, la esperanza……. Me dejó mucho enojo porque sigo creyendo que hay otras formas para llegar a acuerdos sin la necesidad de destruir.  Me dejó mucho enojo porque nos usaron.  Usaron nuestro idealismo y nuestra juventud.

Durante el paro no estuve en México todo el tiempo.  Mis papás me mandaron un mes a España y Alemania y de regreso, me pidieron que me inscribiera en la iberoamericana.  Mi papá y mi abuelo eran Contadores y tenían un despacho contable.  Mi abuelo me repetía constantemente “Niña tienes la mesa puesta”.  Yo lo desobedecía.  No me interesaba para nada la Contabilidad.  Me parecía (y me sigue pareciendo aburridísima); sin embargo, me inscribí en Contabilidad en la Iberoamericana.  ¡Qué aburrido ¡ Tenía clases solamente de 7 a 11 y luego al despacho.  No había nada que me interesara.  No había retos ni curiosidades.  Terminé el semestre con un brillantísimo 9.9 (nota que en la Facultad de Química se parecía a un brillante 6.6) y, me salí

Regresé a la Facultad y presenté examen extraordinario de las materias que me quedaban pendientes y con esas notas convencí a mis papás de que mi lugar estaba en la Facultad de Química de la UNAM.  Las turbulencias académicas también habían quedado atrás.  Me gustaban todas las materias que tomaba.  Unas más que otras pero  ya había brincado el tiempo de los esfuerzos y las lágrimas

QFB.  María Isabel Torreblanca Senties

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Mi hermano mayor estudiaba en el Politécnico y se involucró mucho en el movimiento.  Yo veía a mis padres desbaratados de angustia por lo que fuera a sucederle a mi hermano.  Él por supuesto no decía a dónde iba.

Cuando iba a alguna marcha, iba con mi mamá.  Me tocó vivir que varias veces mi hermano no apareciera después de que había asistido a alguna marcha., acompañaba a mis papás a buscarlo.  Me iba con ellos porque decían que yo era más ágil para correr, lo íbamos a buscar a los hospitales, a la Cruz Roja, revisábamos las listas.  Era una angustia muy grande, me tocó ir a preguntar por mi hermano y que un soldado me pusiera una bayoneta en el cuello con un “vete de aquí”.  Mi hermano fue a Tlatelolco el 2 de octubre.  Resulta que fue el cumpleaños de un amigo mío, que a la postre sería mi novio y después mi esposo y mi hermano me iba a acompañar a su fiesta.  Y cuando llegó a la casa venía bañado en sudor, se bañó, se arregló, me llevó a la fiesta y me platicó lo que había sucedido.  Se salió temprano del mitin en Tlatelolco porque tenía el compromiso conmigo.  Al día siguiente nos dimos cuenta de la magnitud de lo sucedido.  Lo que sí vi en mi hermano y sus compañeros fue su idealismo, verdaderamente buscaban un cambio y el bien común, soñando como adolescentes que lo iban a lograr a través de su propio sacrificio.  Fue muy impactante, nos tocó ver compañeros que no volvieron a las aulas después de la huelga.  Me tocó saber de un compañero de muy buenas calificaciones y mención honorífica que mataron cuando grafiteaba una pared.  Cómo es posible que una vida haya sido segada debido al idealismo de la juventud que pensaba que podían influir en el gobierno para que hubiera un cambio social.  Y aun siendo químicos, que éramos los tibios y que no estábamos tan politizados.

Después de la huelga, cuando regresamos a la Facultad sí sentí que se habían operado algunos cambios.  En primer lugar había que considerar que el ejército había entrado a Ciudad Universitaria.  Se sentía un ambiente de tensión, que posteriormente se fue diluyendo.  Como que  había la impresión general de que si el movimiento seguía, el ejército volvería a entrar.  Si había tomado la Plaza de las Tres Culturas, también podría volver a tomar las instalaciones universitarias.

QFB Blanca Treviño

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

 El movimiento para mí no cambió nada de mi vida, aunque me dejó ver la diversidad de opiniones que hay sobre él y las manipulaciones que se hacen cuando hay grupos grandes. El tiempo que duró la huelga lo pasé en Toluca ya que al saberse en las noticias que había movimiento en la UNAM, mis hermanos se aparecieron en la Facultad para llevarme a casa.

El tiempo que se perdió en la huelga lo recuperé con clases aceleradas.  Terminé la carrera incluso antes de tiempo.

QFB. Rosario Acevedo

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Yo no participé en el movimiento, ni iba a las asambleas que se hacían en la Facultad. Sin embargo, como joven y como mujer fue mi primer contacto con un movimiento social tan importante.  En ese momento tenía un novio que estaba en la Facultad de Derecho y me advirtió que no fuera a Tlatelolco al mitin.  En ese tiempo todavía vivía en la colonia Santa María la Ribera.  Yo le escuché  pues pensé que no tenía necesidad de ir y me quedé en mi casa.  Después me enteré de todo lo que había pasado y le di gracias a Dios no haber asistido.  El movimiento para mí fue como estar en vacaciones, yo no regresé a la Facultad sino hasta que se levantó la huelga y regresamos a clases.

QFB. Elda Cuevas

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Cuando comenzaron todos los problemas (mítines y manifestaciones), mi papá me llevó a una asamblea para que yo viera qué sucedía, después me dijo que me fijara como en las asambleas no se decidía nada, que ni siquiera había un líder y no se sabía qué se quería. Él consideraba que lo correcto era que me regresara al Motolinía mientras terminaba la huelga, me regresó al internado  con las monjas, pero yo ya no me sentía bien ahí.

Él tenía unos amigos canadienses y se me ocurrió decirle que me enviara a Canadá, ya que siempre me estaban invitando,  accedió y me dijo que regresara cuando hubiera terminado la huelga Mi padre siempre me trató de proteger de todos los peligros y fui muy consentida.  Un día me habló por teléfono a Canadá con la noticia de que había terminado la huelga, me regresé y al otro día me presenté a clases.  A mi regreso, me rentó un departamento en la calle de Odontología para que no estuviera de un lugar a otro.  Y ese departamento se convirtió en el refugio del grupo de amigas.

QFB. Perla Cuevas Miranda

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Yo no me involucré en el movimiento, me daba curiosidad por lo que escuchaba por todos lados. Alguna vez fui a una asamblea, pero yo no sabía que era lo que pasaba.  Mi papá, que era médico, tenía unos pacientes que vivían en Tlatelolco en uno de los edificios que daban a la plaza. Cuando inició el tiroteo, asustadísimos le hablaron a mi papá y a él casi le da un infarto porque yo había dicho en casa que iba a ir al mitin.  Y como a esa edad uno no es consciente de nada, me fui al cine.  Yo nunca supe lo que había pasado hasta que llegué a casa.  Mi papá estaba preocupadísimo y les habló a mis amigas que no sabían tampoco dónde andaba.  Y como no sabía nada, tampoco me reporté a la casa, decidí no meterme en el movimiento porque no sabía qué pasaba.

QFB. Matilde Galván

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Como yo venía de provincia, a pesar de estar Cuernavaca tan cerca de la ciudad, no sabía nada del movimiento estudiantil.  Ni antes ni durante el movimiento, tomé conciencia de la gravedad del asunto.  A mí me dijeron, no hay clases y me regresé a mi casa.  Me quité eso de estar viajando, porque diario iba y venía de Cuernavaca.  Y me quedé allá los meses que duró el movimiento  Sí me enteré de lo que pasó el 2 de octubre, pues trascendió al resto de la República.

Ya que regresamos a clases después de la huelga, me enteré realmente de lo que estaba pasando y fui partícipe del pánico que todos vivíamos por ser estudiantes y por la presencia de los soldados.

Desde luego cambió mi vida, ya que tuve que tomar conciencia de los motivos que hicieron que surgiera el movimiento.

QFB. Concepción Hernández García

Considero que el movimiento aumentó mi conciencia política, así como mi conciencia social, mi compromiso con la gente que había luchado, pero también mi compañerismo.  Aprendí, sobre todo, que cuando alguien se propone algo, lo puede lograr.

Después de Tlatelolco se terminó todo, vinieron las Olimpiadas y el interés general se centró en los juegos.

Q.F.B. Susana Eva Hirsch Mogyoras

El movimiento estudiantil y las huelgas causaron mucho estrago en mi vida.  Como tomaban los camiones y los quemaban, dejaron de entrar a Ciudad Universitaria y tenía que caminar desde Taxqueña, aunque en ocasiones encontraba a alguien conocido y me iba de aventón.  Cuando estalló la huelga, mis papás me regresaron a Torreón y fue difícil convencerlos de que me dejaran regresar.  Unos años después, mis papás se mudaron a la Ciudad de México y nuestra casa se volvió centro de estudios para todo el grupo de compañeros.  En alguna huelga posterior al movimiento del 68, no fue raro que llegara a casa con mi conejo, al que había que aplicarle constantemente inyecciones de antígenos o bien, también llevaba a casa mi columna de cromatografía.  Mi vida como investigadora tenía que seguir.

QFB. Leticia Jiménez

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Iniciando el segundo semestre de la carrera nos enfrentamos al movimiento estudiantil.  A mí no me dejaban fácilmente salir de casa para asistir a las asambleas y a las marchas., Sin embargo después de todo lo que pasó, sentía coraje e impotencia ante los hechos sucedidos.

Q.F.B. Luz María Montes de Oca y Contreras

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Durante el movimiento y la huelga estudiantil la participación de los compañeros ha sido variada.  En mi caso me gustaba estar enterada de lo que pasaba, aunque no me involucré mucho. Quería saber que pasaba porque a los estudiantes se nos consideraba como lo peor, había que ir  contra nosotros aunque  nadie supiera por qué.  Esto hacía que viviera una situación estresante, no sólo yo sino también la familia.

Mis papás estaban muy preocupados porque me iba desde la mañana y regresaba hasta la noche.  No había los medios de comunicación que hoy tenemos.

Para mí fue importante haber vivido esa etapa.  Después del movimiento dentro de mí se fue formando la idea de que en la Facultad nos hacía falta tener un conocimiento de lo que estaba pasando en nuestro país.  Eso me llevó posteriormente a estudiar algo de Ciencias Sociales y cursé la carrera de Psicología Social, donde llevé Sociología e Historia.  Me di cuenta de que nosotros como químicos, con conocimientos sociales de lo que está pasando dentro de nuestras comunidades, conjuntamos lo científico con lo social.

Recuerdo los momentos en que nos reuníamos en las jardineras donde platicábamos y comentábamos todo, desde lo chusco hasta lo problemático.

Q.F.B. María Luisa Ríos Peralta

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Iniciados los cursos del segundo semestre, estalló la huelga en la Universidad, debido a los conflictos políticos. Esta huelga se prolongó varios meses, yo permanecí en casa, pues no tenía permiso de involucrarme en situaciones ajenas a mi vida y aunque procuraba enterarme de lo que pasaba, no participé.

Q.F.B. María Luisa Romero Villena

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Durante la huelga, mi papá me llevó de vacaciones, salíamos frecuentemente porque a él le gustaba mucho viajar.  Conocí toda la República e incluso fuimos a Estado Unidos, lo disfrutaba, pero al mismo tiempo me daba tristeza porque yo quería estar acá y no podía.

El 68 fue para todos nosotros un gran cambio y además nos volvió más sensibles.  Recuerdo que mi padre siempre me decía: “los muchachos de la escuela van a ser siempre tus mejores amigos, siempre aprovéchalo” y fue verdad.  Mi vida se llenó con la Facultad, con la gente de la Facultad, con una retroalimentación tan increíble de los amigos, que hasta la fecha los tenemos, seguimos juntos.

Antes de la huelga íbamos a la Facultad de falda y medias y después, en mi grupito fuimos las primeras en ir con pantalón.  Susana, Perla y yo.

QFB. María Esther Rosas Zumaya

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México

Durante el movimiento del 68 yo me mantuve un poco aislada, considero que la Facultad de Química era apolítica 100%, que no quería entrar al movimiento por ningún motivo, la gente iba y casi a golpes nos sacaba de los salones para que no tomáramos las clases, y efectivamente, nosotros sí queríamos tomar clases y nos resistíamos a salir.  En el momento en el que el movimiento se hizo más fuerte, ya con la huelga, yo participé poco.  Yo no fui a marchas, me enteraba  de las noticias por el radio y la televisión.  Para mi familia fue muy duro, aunque ellos lo vieron como un desperdicio de tiempo.

Como estudiantes de la Facultad, el movimiento no tuvo mucha repercusión, el sentimiento general era de que estábamos perdiendo el tiempo.

Q.F.B. Laura Salvador Gómez

Tomado de Hazel F. (2018). 52 Testimonios en el 50 Aniversario. Facultad de Química, Generación 1968. CdMx, México